El cunicultor debe tener presente en todo momento la protección de sus animales frente a las enfermedades descritas. El diseño, la distribución de las naves (orientación, ventilación y calefacción) y la elección del material para las jaulas, nidos y bebederos deben orientarse a tal fin. Aquí comienza la labor preventiva de las enfermedades y se continúa con la selección de una política de explotación adaptada a las necesidades del cunicultor, a sus recursos y a los animales que el ha adquirido.
La prevención tiene que ser constante en la protección de las explotaciones contra los factores de origen externo.
Las infecciones rara vez aparecen solas; afectan en especial a los individuaos cuyas defensas están disminuidas por falta de higiene o por defectos alimentarios.